Se llama RoCycle y, sí, es un robot, pero no un robot cualquiera: es un robot diseñado por para el reciclaje que dispone de un brazo dotado de sensores que le permiten identificar cualquier objeto que se le presenta y clasificarlo. Gracias a este sistema, nuestro amigo RoCycle sabe en qué cubo debe depositar cada residuo sólo con tocarlo.
Dispone de sensores de tensión capaces de medir el tamaño de cada objeto y de dispositivos capaces de detectar la presión para identificar su grado de dureza y, en función de si se aplasta con mayor o menor dificultad, clasificarlo como un material u otro. Por supuesto, también distingue el metal gracias a la conductividad de sus sensores. Su precisión alcanza el 85% si lo que trata de identificar sólo ojetos estáticos, pero baja al 63% si están en movimiento, lo que impide instalarlo en una cadena de procesamiento de una planta de reciclaje. Con todo, sus creadores siguen trabajando para mejorarlo.